La degradación y pérdida de los bosques es uno de esos factores que contribuyen a perturbar el equilibrio de la naturaleza y a aumentar el riesgo y la exposición de las personas a las enfermedades zoonóticas. Nunca ha sido tan importante comprender el estado de los bosques de nuestro mundo y mantener su seguimiento.
Este año marca el final del Decenio de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica y de la aplicación del Plan Estratégico para la Diversidad Biológica 2011-2020. Todos los países están uniendo sus esfuerzos a fin de analizar el avance hacia los cinco objetivos estratégicos del Plan y las 20 Metas de Aichi para la Biodiversidad con objeto de conformar el marco de la biodiversidad mundial posterior a 2020.
En el marco de la planificación y administración eficiente de los recursos forestales, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, como órgano rector de la gestión del medio ambiente, pone a disposición de las autoridades ambientales, encargadas por ley de la planificación y manejo de los bosques en su jurisdicción, este documento, como herramienta para orientar los procesos de ordenación forestal en el país, desde la perspectiva del manejo sostenible del bosque y sus servicios ecosistémicos asociados.
El documento brinda a las autoridades ambientales y demás interesados, elementos y orientaciones técnicas y jurídicas para acometer de forma integral la ordenación forestal sostenible de las áreas boscosas del país, entendida la misma como “el proceso de manejar los bosques para lograr uno o más objetivos de ordenación claramente definidos con respecto a la producción de un flujo continuo de productos y servicios forestales deseados, sin reducir indebidamente sus valores inherentes ni su productividad futura y sin causar ningún efecto indeseable en el entorno físico y social”.
La Amazonía es una región reconocida por su gran biodiversidad, su extensa red hidrográfica, su diversidad cultural y el papel que juega en la regulación del clima como el bosque tropical continuo más extenso del planeta. Sin embargo, sus riquezas naturales han sido y siguen siendo objeto de codicia, lo que ha generado con el tiempo grandes transformaciones en el paisaje, la composición de su población y la perspectiva hacia el futuro, que ponen en peligro el mantenimiento de estos elementos naturales y culturales que la caracterizan.
En el año 2020 la pandemia del Covid-19 ha puesto aún más en evidencia la fragilidad de la región y el grado de vulnerabilidad que tienen los pobladores de la región y, muy especialmente, los pueblos indígenas.
Los resultados del último estudio realizado por la Red Amazónica de Información Socioambiental Georeferenciada -RAISG, en alianza con MapBiomas Amazonía, muestran que al 2018 la Amazonía mantenía el 83,4% de su cobertura vegetal natural. Pero entre el año 1985 y 2018 el bioma perdió 724 mil km² de su vegetación natural, un área similar al territorio de Chile.
La Orinoquia es una composición, un conjunto de relevos permanentes en el tiempo y en el territorio. Regiones, cuencas, paisajes, ecosistemas, culturas, economías, valores, modos de vida, vínculos sociales y relaciones con la naturaleza. Es pasado, presente y futuro. Es historia, gozo y esperanza. Es escuela, vida y reto. El Gran libro de la Orinoquia colombiana presenta, de manera sintética, temas de interés general, con información esencial para comprender el origen y la dinámica de los arreglos socioecológicos del territorio, sus principales características y los requerimientos para su funcionamiento. Los invitamos a navegar El Gran libro de la Orinoquia colombiana, sus historias, sus referentes culturales y biológicos, el andar de las aguas –eje de la vida–. Es un libro para aprender y enseñar a leer sus paisajes, sus hechos y sus símbolos, sus sistemas territoriales y de imágenes, con el anhelo de construir a futuro, de manera conjunta, un referente común de territorio, en el cual este no pierda su esencia, su maravilla y su magia.